“Pegarse uno es bacán, pero pegarse cinco todos
buenos y ecuatorianos, es rebacán”, dice en provocadora alusión sexual y contorneándose, una descomunal mujer con más curvas que un circuito de
Fórmula 1, y con apenas unos centímetros de ropa verde, que parece insuficiente para
controlar la turgencia de sus senos y caderas prominentes.
¿El aliento del Ecuador?
Por lo que muestra la escultural mujer, más que el aliento de un país, parece ser feromona pura.
¿Es necesario mostrar y erotizarse tanto para vender un chicle?
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