Justo en el post anterior criticaba a Paris Hilton y su vida de millonaria banal reproducida en los medios. Y hoy me encuentro con esta historia impactante de lo que es la belleza en las personas.
Qué bueno sería si el periodismo 'farandulero' dejara de mostrar tetas y culos, con pocas neuronas, y mostrara personas como Lizzy, capaces de incendiarnos con su fuego inspirador.
'Lo esencial es invisible a los ojos', decía el clásico Principito, de Saint-Exupéry.