
Merino, de 36 años, forma parte de una generación de jóvenes artistas que, nacidos después de la muerte de Franco en 1975, no temen tratar el tabú del régimen franquista (1939-1975).
'Me parecía que la gente que ha sido represaliada o que no ha conseguido ningún éxito desde el punto de vista judicial, podía tener esto para poder desahogarse, como una especie de catarsis', dijo Merino a AFP.
Su obra Punching Franco, es una cabeza de Franco de silicona, que puso en el lugar del saco de boxeo del aparato, con unas gafas de sol a las que le falta una lente.
'Puedes desahogarte, porque no vas a conseguir otra cosa en España, se lamenta, mientras arregla en su taller los daños causados a la obra por su loro, que le comió una oreja y la nariz al dictador español.
Dictador congelado en regrigerador