
Los presos se matan entre ellos en las cárceles de máxima seguridad.
El exministro Vinicio Alvarado, como otros fugados, declara ante la justicia por Skype, cuando y desde donde quiere. Y otro corrupto como Ramiro González, no puede ser extraditado de Perú. Claro, con tantos millones robados, algún juez del vecino país debe haber sido comprado.
Siguen los préstamos extranjeros para pagar la deuda externa. Y aunque no lo crean, oficialmente reconocen que hay más de 2.000 pistas clandestinas en el país, la mayoría para el narcotráfico.
De Correa, ¡ni hablar! Tiene tantos procesos como su colega “revolucionaria” Cristina Fernández, expresidenta argentina. Pero, ahora ni dirección en Bélgica tiene la justicia ecuatoriana, para notificarle si quiere declarar por internet. El último proceso, investigan su Instituto de Pensamiento Político por delito tributario, lo que aparece en el caso “Arroz verde”.
No parece un país. Sino un taller de escritores de ficción.