Foto: Twitter: @de_plazza |
Por: Myriam Valdivieso mival1963@gmail.com
Para el común de los ecuatorianos
es difícil hacer una casita, mucho menos si es una de la talla y precio de la
que acaba de adquirir la presidenta de la Asamblea en la ciudad de Quito, nada
más que por un valor de 380.000 dólares, casita modesta seguro para ese precio;
digna de una revolucionaria de corazón que junto a otros revolucionarios ahora
en el gobierno dieron sus primeros pasos junto a las “chozas” en las comunas,
allá en tiempos que defendían al movimiento
indígena ecuatoriano y decían fortalecer
los lineamientos de la reivindicación del pobre y triste indio ecuatoriano.
"Todos han tenido mucho, y muchos los que no tenemos nada.
Hay que virar la tortilla… Que los pobres coman pan, y los ricos mierda,
mierda". Gabriela Rivadeneira.
Lo peor de todo este doble
discurso es el hecho que sean partícipes, todos estos revolucionarios, de un
acontecimiento que ha indignado al país entero, la revocatoria de un comodato a la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE, y la disposición de que abandonen
la casa que les fuera entregada en el gobierno del ex presidente
Rodrigo Borja como un gesto de reconocimiento
a la presencia política que mostró el movimiento indígena ecuatoriano en 1990, cuando tuvo que irrumpir con fuerza,
hacerse visible con un levantamiento tras
décadas de exclusión, maltrato social y político, así como desplazamiento inmisericorde del escenario
nacional, lo que les llevó a rebasar el
ámbito del sufrimiento para demandar el reconocimiento como sujetos sociales y
políticos.
No les harán la “casita”, tampoco la
abandonarán porque más allá de ser
cuatro paredes es el símbolo de una presencia, el sitio de confluencia comunal,
el calor de una hoguera que está regada
en todo el país; pues de la totalidad de ecuatorianos, casi 14 millones 500
mil, más de ese siete por ciento que se asume indígena lo es, ya que por la fuerza
del “blanqueamiento social”
muchos no se definen como indios pese a serlo, por esa crueldad excluyente que
convierte las mentes y los procederes.
De tal suerte que esa es la casa de la mayoría de
ecuatorianos, es la casa de todos diría y se necesitará de una minga para
custodiarla. Que no se actúe con prepotencia autoritaria porque la violencia
trae más violencia, y de eso conoce mucho el país.
Presidenta de la Asamblea confirma compra y pide respeto a tuiteros
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