Señor Batlle, en octubre próximo cumplirá 84. Es admirable que siga lúcido, pero en especial, que siga vivo, con todo el daño que le causó a nuestro país. También es admirable, que un diario como El Observador, le haga una entrevista y le conceda tanto espacio, sin que al menos se le pregunte algo por todo lo que hizo.
Por ello, escribo estas líneas en honor a los millones de uruguayos que nos estafó; porque devaluar la moneda es una estafa que debería ser sancionada con la inhabilitación política. Además, solidarizándome con cientos de miles de compatriotas que dejó en la desocupación, muchos que no están porque se suicidaron, ya que sus ahorros de toda la vida, se esfumaron sin que usted fuera capaz de solucionar el problema.
Seamos francos y respetuosos con los hechos; su gobierno fue de los peores que registra la historia de nuestro país. Dijo los mayores disparates que alguien educado pueda decir contra nuestros hermanos argentinos. Y si algunos creyeron que decía la verdad, a las pocas horas viajó a Buenos Aires y se puso a llorar pidiendo perdón. Batlle y Bloomberg
Además, hasta tuvimos aftosa, que costó millones de dólares y sumió en el desastre a otros tantos productores uruguayos.
Por ello, escribo estas líneas en honor a los millones de uruguayos que nos estafó; porque devaluar la moneda es una estafa que debería ser sancionada con la inhabilitación política. Además, solidarizándome con cientos de miles de compatriotas que dejó en la desocupación, muchos que no están porque se suicidaron, ya que sus ahorros de toda la vida, se esfumaron sin que usted fuera capaz de solucionar el problema.
Seamos francos y respetuosos con los hechos; su gobierno fue de los peores que registra la historia de nuestro país. Dijo los mayores disparates que alguien educado pueda decir contra nuestros hermanos argentinos. Y si algunos creyeron que decía la verdad, a las pocas horas viajó a Buenos Aires y se puso a llorar pidiendo perdón. Batlle y Bloomberg
Además, hasta tuvimos aftosa, que costó millones de dólares y sumió en el desastre a otros tantos productores uruguayos.
Ni siquiera hace autocrítica de su propio partido, al que dejó en el sótano de la historia electoral nacional, que conoció los triunfos y aciertos de tío abuelo, el ex presidente José Batlle y Ordóñez, y del que el código genético, no le regaló alguna secuencia positiva.
Ahora dice “no, no creo que sea bueno. No sirve” que blancos y colorados vayan juntos a otra elección. Explica además, que “sería un error cultural y tampoco se alcanzaría el objetivo porque, al fin y al cabo, yo enfrenté al doctor Vázquez y perdió. Los dos partidos se sumaron detrás de un proyecto de país y hubo participación de varios ministros blancos”.
¿Qué le pasa doctor? Olvidó decir que hicieron eso en 1999 para cerrarle el paso al Frente Amplio, que ante tanta impericia pública e indignación general, finalmente, en 2004, le arrebató el gobierno por un buen caudal de votos, no como la poca diferencia que logró usted con aquella unión, digamos rosada, que resultó de mezclarse, por primera vez en la historia, blancos y colorados.
¡Usted de izquierda!
Y si le faltara una cereza a la enorme torta, tiene el tupé de decir que el actual gobierno, encabezado por José Mujica “es absolutamente de derecha”. E intenta hacer gala de su única aptitud, como es la verborragia, intentando aclarar que “por izquierda se entiende un gobierno que está a favor del pueblo y por derecha uno que le hace mal al pueblo. Esa es la interpretación del ciudadano que anda por la calle. Entonces, ¿es de derecha o de izquierda darle a una persona diez años de subsidio para que viva sin trabajar? Para mi es de derecha porque no le hace bien ni a la persona ni a la sociedad. El gobierno es de derecha porque en vez de hacerle bien le hace mal a la gente”.
Ni siquiera tiene la honestidad de recordar que toda esa gente, o la mayoría que recibe apoyo del gobierno, es de la que usted no se preocupó, o más grave aún, se encargó de empobrecer.
¿Usted hablando de izquierda? Pero señor, yo estuve en la residencia oficial de Suárez, cuando vino el presidente George Bush padre a decirle lo que tenía que hacer y prestarle plata para, al menos, emparchar lo que usted no podía solucionar.
BB, no de pollitos, sino Bush-Batlle
¿Y no recuerda qué hizo usted antes por Bush? ¿No recuerda que fue su ‘mensajero’ al pedirle al presidente chino, Jiang Zemin, en su visita a Uruguay, que liberara a los veinticuatro soldados norteamericanos presos en Hainan?
Sigamos, cuando Tabaré Vázquez, a quien usted tanto descalificó con sus colegas colorados y blancos, le ofreció ser, nada menos que embajador uruguayo en Estados Unidos, usted, en un rapto de lucidez, declinó la invitación confesando que “no soy un buen diplomático’.
Sin querer dilatar más la atención de quien haya llegado hasta aquí, no hay que olvidar su famosa ‘infidencia’, cuando ya de joven político bien respaldado, empezaba a sacar ventaja de su cargo de prestigio como legislador.
Aunque también soy abuelo, no soy quien para darle consejos. Pero si me aceptara sólo uno, le diría; por qué no se llama a silencio público en su estancia con la, seguramente rentable, venta de caballos, que la mayoría de los uruguayos ni siquiera sueña con tener, y que no obstante, aportan para su generosa pensión presidencial.
Y por último, como periodista, también me arrogo el derecho de, al menos, sugerirle a los colegas, Sebastián Panzl y Magdalena Cabrera, a quienes no conozco, pero imagino jóvenes, que si en otra ocasión no tienen más remedio que entrevistar a una persona como el veterano político en cuestión, como mínimo, miren un poco para atrás y le den contexto a la nota, que tanto bien hace a este maravilloso oficio, pero en especial, a la gente que es el único destinatario legítimo, a quien nos debemos.
Si les interesa ver cómo andaba el país en aquella época, solo un par de notas.
Aunque también soy abuelo, no soy quien para darle consejos. Pero si me aceptara sólo uno, le diría; por qué no se llama a silencio público en su estancia con la, seguramente rentable, venta de caballos, que la mayoría de los uruguayos ni siquiera sueña con tener, y que no obstante, aportan para su generosa pensión presidencial.
Y por último, como periodista, también me arrogo el derecho de, al menos, sugerirle a los colegas, Sebastián Panzl y Magdalena Cabrera, a quienes no conozco, pero imagino jóvenes, que si en otra ocasión no tienen más remedio que entrevistar a una persona como el veterano político en cuestión, como mínimo, miren un poco para atrás y le den contexto a la nota, que tanto bien hace a este maravilloso oficio, pero en especial, a la gente que es el único destinatario legítimo, a quien nos debemos.
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