Otro año termina. Es apenas un mojón en el tiempo, pero una tradición de balance y festejo, en la vida que continúa. Varias cosas quedan atrás; un cariño, un disgusto, un lindo recuerdo. Quizá un trabajo o un traspié en la salud. Como todo en la vida, siempre cambia, para bien y para mal. La clave está en diluir lo amargo y disfrutar de lo dulce, incluso a riesgo de ser medio diabéticos.
Yo no he sido la excepción en ese recuento de cambio. Tengo salud, trabajo y… el dinero que lo guarden los bancos o los corruptos para cosas banales o inverosímiles, ya que no hace la felicidad, aunque… ayuda según se lo use.
Mi compromiso será seguir cultivando valores, que junto a la mayoría de quienes los practicamos iremos potenciando una vida mejor para nosotros, nuestros hijos y los que nos sucedan.
Brindo por un recordable 2009 y por un venturoso año nuevo.
¡Felicidades!
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