ALGUIEN LO TIENE QUE DECIR


OPINIÓN AJENA

Viste, el negocio es ser asambleísta (…), ese man ha comido hasta ahora, entre los tres hospitales, como USD 2 millones.
Uno de los mensajes en el teléfono de José Alfredo Santos (alias Chofer), uno de los hombres cercanos al exasambleísta preso Daniel Mendoza, en la trama de corrupción de la adjudicación de obras en Manabí.
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CON 'LOS CINCO SENTIDOS DEL PERIODISTA', según Ryszard Kapuściński (1932-2007).

'Luchando contra el mar' de Calígula a Correa

Por Silvia Buendía. Abogada y exasambleísta. En el año 40 de nuestra era, el emperador romano Cayo Julio César Augusto Germánico -mejor conocido como Calígula- se encontraba de regreso de una campaña militar por las provincias del Rin, en el territorio que hoy es Alemania. Durante ese viaje Calígula se quejó de un espantoso insomnio producido por el rumor constante de las olas del mar. El emperador llegó a la conclusión de que Neptuno -dios del océano según la mitología romana- era su enemigo y que por eso no lo dejaba dormir. 

En su delirio, Calígula
estaba convencido de que él era un dios con envoltura humana; así que desafió a Neptuno a combate. Para esto reunió a su ejército en orden de batalla frente al mar. Arqueros y honderos delante, después la infantería y el grueso de sus fuerzas de caballería, y en la retaguardia las máquinas catapultas. “Prueba tus fuerzas conmigo si te atreves. ¡Nosotros somos más!”, le gritó Calígula a las olas. Los soldados hundieron sus espadas en el mar, lanzaron al agua sus jabalinas y flechas. Las catapultas arrojaron sus peñascos. Pero el mar seguía allí. Finalmente Calígula hizo tocar las trompetas y declaró que había vencido a Neptuno. Mandó a sus tropas a recoger las conchas de la playa y se las llevaron a Roma como botín. 


Han pasado casi 2.000 años y todavía recordamos este disparate protagonizado por Calígula, bellamente novelado por Robert Graves. Episodio que me recuerda el hecho reciente de que el presidente Correa le haya declarado la guerra a las sátiras en internet. Pelear contra las expresiones de burla es contraproducente, autoritario y antidemocrático. Pero además, en este caso particular es inútil. Aun si intimidados por esa rabia insomne del presidente que no tolera bromas, algunos usuarios de redes sociales decidieran autocensurarse, esta sería una victoria pírrica, diminuta y escuálida. Con sabor a derrota. Porque jamás se nos podrá controlar a todos. Somos como el mar.
¿Por qué el presidente de Ecuador ataca a tuiteros anónimos? Por Gabriela Torres de BBC

Un mapa que preocupa

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