Este es el clásico, El origen del mundo, del francés Gustave Courbet (1819–1877), que fue pintado en 1866. El artista, fue fundador y máximo representante del realismo, y un comprometido activista democrático, republicano, cercano al socialismo revolucionario. La pintura se exhibe en el Museo d'Orsay, de París, donde hace pocos días, la artista de Luxemburgo Deborah de Robertis, causó una polémica mundial al recrear en persona el cuadro de Courbet. Con un vestido corto de lentejuelas doradas y sin ropa interior, De Robertis se sentó ante la famosa obra, abrió las piernas y, con ayuda de sus manos, mostró su sexo a los visitantes durante varios minutos.
Los trabajadores de ese centro, según el vídeo colgado por la artista en internet, se interpusieron entre ella y el público para obstaculizar la visión y, sin forzarla físicamente a interrumpir el espectáculo, procedieron a desalojar la sala. "Mi obra -bautizada Espejo del origen- no refleja el sexo, sino el ojo del sexo, el agujero negro. Mantuve mi sexo abierto con las dos manos para revelarlo, para mostrar lo que no se ve en el cuadro original", dijo la joven al diario Le Monde.
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