¿Qué les queda por probar a los
jóvenes en este mundo de paciencia y asco? Los jóvenes no tienen por qué sentirse obligados a probar nada.
Las religiones les proponen un dios que no sanciona esas barbaridades; por el contrario, sus fieles devotos se han ido introduciendo en todas las contiendas, cuanto más despiadadas mejor. A través de la historia, la religión ha bendecido cañones, ha empujado a las dóciles masas en inquisiciones y genocidios de todo tipo. En cualquier conflagración, cada bando proclama su fundamento religioso, y los jóvenes son los primeros en ser forzosamente convocados a semejantes estragos. En estos días escribí: Jóvenes de ambos frentes mueren y mueren. Los que deciden y empujan las guerras están en cambio cómodamente instalados en sus despachos de poder, con el champán a mano para cuando haya que festejar victorias, o el bourbon -ese whisky yanqui- como consuelo en las derrotas.
Soy un poeta viejo y un viejo poeta, que en lugar de pensar -como muchos de los de mi generación- que los viejos somos sabios, me pregunto cada día que pasa, si el mundo no estará así porque no les dejamos lugar a los jóvenes. Mario Benedetti (1920-2009).
Las religiones les proponen un dios que no sanciona esas barbaridades; por el contrario, sus fieles devotos se han ido introduciendo en todas las contiendas, cuanto más despiadadas mejor. A través de la historia, la religión ha bendecido cañones, ha empujado a las dóciles masas en inquisiciones y genocidios de todo tipo. En cualquier conflagración, cada bando proclama su fundamento religioso, y los jóvenes son los primeros en ser forzosamente convocados a semejantes estragos. En estos días escribí: Jóvenes de ambos frentes mueren y mueren. Los que deciden y empujan las guerras están en cambio cómodamente instalados en sus despachos de poder, con el champán a mano para cuando haya que festejar victorias, o el bourbon -ese whisky yanqui- como consuelo en las derrotas.
Soy un poeta viejo y un viejo poeta, que en lugar de pensar -como muchos de los de mi generación- que los viejos somos sabios, me pregunto cada día que pasa, si el mundo no estará así porque no les dejamos lugar a los jóvenes. Mario Benedetti (1920-2009).