Este sábado miles de estudiantes
rindieron el ‘Examen Nacional para la Educación Superior’, ENES, que decidirá su
futuro en la universidad. Como dicen que ‘para muestra basta un botón’, en el
Colegio 24 de Mayo, la desorganización afectó a cientos de estudiantes. Estos
fueron citados a las 8.30, y en la solicitud que debieron imprimir decía que
debían estar en el aula a las 8. Diego, que vive en el Norte de Quito, debió
levantarse a las 6, para poder ducharse, desayunar, tomar un bus y llegar a las
7.45. A esa hora había una larga cola. Muchos jóvenes estaban con sus padres. A las 8, seguían afuera
esperando que abran las puertas del colegio. Poco después algunos militares ordenaron a los padres que dejaran
a sus hijos solos.
Los estudiantes debieron esperar hasta las 10 que abrieron las puertas. Los estudiantes debieron ponerse contra la pared y seguir esperando y preguntando. Según Diego, había mucha confusión, ya que las aulas no estaban en listas. A las 10.30 entraron a los salones y empezaron la prueba de 2 hs.
Para responder a 120 preguntas, en tres capítulos; razonamientos abstracto, numérico y literario.
En un examen anterior, en la FAE les anunciaron a los estudiantes que tenían 3 hs. para rendir el examen. Luego, cuando la mayoría se organizó planeando una hora para cada capítulo, se oyó una voz que debían terminarlo a la hora y media, con lo que es fácil suponer que no les alcanzó el tiempo para terminar la prueba.
No es la primera vez que ocurre esta desorganización. No parece tan difícil dejar todo organizado el día anterior, con los salones y listas alfabéticas de quienes deben presentarse. Y sobre todo, cumplir con el horario. Con lo estresante que resulta para un estudiante dar un examen, ¿no hay forma de facilitar un poco más las cosas? ¿Los organizadores no rindieron alguna vez un examen como para olvidarse de cómo es?
Los estudiantes debieron esperar hasta las 10 que abrieron las puertas. Los estudiantes debieron ponerse contra la pared y seguir esperando y preguntando. Según Diego, había mucha confusión, ya que las aulas no estaban en listas. A las 10.30 entraron a los salones y empezaron la prueba de 2 hs.
Para responder a 120 preguntas, en tres capítulos; razonamientos abstracto, numérico y literario.
En un examen anterior, en la FAE les anunciaron a los estudiantes que tenían 3 hs. para rendir el examen. Luego, cuando la mayoría se organizó planeando una hora para cada capítulo, se oyó una voz que debían terminarlo a la hora y media, con lo que es fácil suponer que no les alcanzó el tiempo para terminar la prueba.
No es la primera vez que ocurre esta desorganización. No parece tan difícil dejar todo organizado el día anterior, con los salones y listas alfabéticas de quienes deben presentarse. Y sobre todo, cumplir con el horario. Con lo estresante que resulta para un estudiante dar un examen, ¿no hay forma de facilitar un poco más las cosas? ¿Los organizadores no rindieron alguna vez un examen como para olvidarse de cómo es?